Si hay algo que me sienta mal, es leerme un artículo de más de mil palabras, llegar al final, y darme cuenta de que ha sido una pérdida de tiempo total, porque el artículo estaba vacío de ideas, humor o sentimiento. Entiendo que en determinados momentos puntuales haya que escribir rápido (sobre todo si vives de ello), que nadie es perfecto, y que lo de presentar productos a medio terminar es una práctica común en nuestros días. No solo en el mundo editorial, por ejemplo en el mundo de la tecnología, no es que sea una tendencia, es que es la pauta a seguir de la que ya me quejé en uno de mis artículos anteriores➠. Vivimos en un mundo frenético, y no parece tener mucho sentido, esforzarse demasiado escribiendo un buen artículo, cuando como máximo en un mes, va a dejar de estar en la portada de nuestro blog o medio digital, y se va a perder en una montaña de artículos anteriores.
Además es cierto que los buscadores premian más la cantidad que la calidad, que ser regular en las publicaciones es muy importante para que los lectores no se olviden de nosotros, y que a todos nos da mucha rabia romper nuestro ritmo de publicación habitual. Pero darles una de cal y otra de arena a nuestros lectores por su tiempo, no me parece una forma ética de proceder. Como se dice siempre, más vale poco y bueno… de hecho, una de las ideas principales con las que comencé este blog, es que cuando no tuviese algo que me pareciera interesante para publicar, mejor no publicar nada. Como resultado de este planteamiento, en más de 8 meses, solo llevo 27 artículos, y no es por falta de ideas, sino porque cuando escribo sobre un tema, trato de hacerlo lo mejor que puedo, sin prisas y sin mirar el reloj (de hecho no tengo ni idea de lo que tardo en escribir mis artículos, y la verdad, tal vez sea lo mejor).
Que quede claro, que no estoy insinuando que mis artículos sean especiales, o que sean mejores que los de los demás, me queda mucho que aprender, pero lo que sí puedo asegurar es que yo no ofrezco improvisaciones, o artículos a medio terminar, y que cuando abordo un tema, procuro dar todas las respuestas que están a mi alcance. De esta forma, siempre acabo aprendiendo cosas o reordenando mis ideas. La única pega es que a veces no me da tiempo a profundizar tanto como quisiera en algunos apartados, pero ya habrá tiempo más adelante.
Finalmente, y aunque a alguno le pueda sonar un poco raro en un blog dedicado a algo tan poco poético como mundo de la tecnología y Internet. Un día mientras mimaba los detalles, y me afanaba en encajar las ideas que quería transmitir de forma clara y ordenada, llegó una sensación, mitad orgullo, mitad ¿Yo he escrito esto?, que no sabría como describir de otra forma, pero que se ha convertido en uno de los motores principales de este proyecto, y que me obliga a ser crítico con lo que escribo, y a intentar dar siempre lo mejor de Lost.