Las Descargas Directas a juicio

Antes de explicar porque considero a las descargas directas culpables de sabotaje, de deslealtad y de «piratería de la mala». Comenzaré explicando para evitar confusiones que conocemos como descargas directas, aquellas que se hacen desde servidores como Mega, Uploaded, FreakShare, DepositFiles… etc. tras introducir una clave (captcha). Se gestionan desde el navegador (Firefox, Chrome, Ópera, Explorer..), aunque hay programas como jDownloader las vuelven menos tediosas.

El punto fuerte de las descargas directas es la velocidad, y que no necesitan del apoyo de una comunidad para distribuirse, sin embargo a mi juicio presentan la siguiente lista de graves deficiencias:

1.- Los servidores de descarga directa ya no son la punta de lanza detrás de la que pueden esconderse los usuarios de p2p. Desde la caída de Megaupload no solamente han acabado sus litigios con la industria, sino que por ejemplo el fabuloso nuevo MEGA no defiende el anonimato de sus usuarios. Lo mismo se puede decir del resto, cuenten lo que cuenten en su publicidad, si cobras por intercambiar archivos protegidos, cometes un delito y te pueden cerrar el chiringuito a no ser que demuestres que eres un buen chico…

2.- Es muy interesante que la información permanezca el mayor tiempo posible en la red, una vez que ha sido subida por los usuarios. De esta forma podemos organizarla mejor, y subir otras cosas. El objetivo último de esto es crear una gran colección de archivos, bien organizada, una especie de nueva biblioteca de Alejandría 2.0 al alcance de todo el mundo. El problema es que los servidores, no oponen ninguna resistencia a las peticiones de borrado sistemático que reciben, tirando horas y horas de trabajo de los uploaders a la basura.

3.- Se depende de un tercero «el servidor» cuyo único objetivo es el ánimo de lucro, y que no tiene porque mantener el tinglado cuando vea que la relación ingresos/gastos deja de serle favorable. El lucro hace que las descargas dejen de ser un acto altruista entre particulares, y se conviertan en una estafa a los dueños del copyright de los contenidos compartidos.

En mi artículo Industria Vs Cultura, dije que la cultura es un bien universal, y que ojalá compradores (y autores) se pusieran de acuerdo para bloquear económicamente a la industria hasta que cambiara. Pero creo que la idea pierde toda su legitimidad, cuando permitimos colarse en el proceso a personas que solo buscan dinero.

Nota: Aquí aparte de los servidores, añado los usuarios que reciben dinero por subir archivos y a todas esas páginas web, que ven el intercambio de archivos como un negocio. Son fáciles de reconocer porque están llenas de publicidad, las más chapuceras tienen anuncios de pornografía, venden los datos de sus subscriptores y llegan a contener malware.

4.- No solo dependemos de este tercero sino que también hay un cuarto, el buscador (Google, Bing, Yahoo o lo que prefiera cada uno) el caso es que ahí hay otro intermediario más, que también se lucra, y que puede decidir quitarse de en medio cuando lo desee. Google por ejemplo filtra muchos de los resultados de nuestras búsquedas, y en su lugar nos muestra el siguiente cartelito:

5.- Si no pagas una cuota mensual, con algunos de estos sistemas es un auténtico coñazo descargar, hay que ir metiendo los captchas (que por cierto cada vez son más aparatosos y complejos), y esperar entre archivos. Puede parecer una bobada, pero quita tiempo, te obliga a estar frente al ordenador, y cumplir todos los requisitos que a ellos les parezca que estás dispuesto a soportar.

6.- El p2p al necesitar de la colaboración entre usuarios (simplemente guardando un archivo ya estás colaborando ¡de forma voluntaria y altruista nada menos!), crea buen ambiente y si lo deseas hasta permite conocer a personas con gustos similares.

Considero que son una serie de desventajas importantes, que todos deberíamos de tener en cuenta cada vez que las usamos, afortunadamente, parece que la gente se está empezando a dar cuenta de que las descargas directas no son una buena solución, y poco a poco está volviendo al P2P. Yo a no ser que sean la única forma de conseguir un archivo que quiero, nunca las uso, y tampoco suelo visitar las páginas de descargas con publicidad aunque digan que es solo para pagar el dominio y el host (por unos 6€/mes se puede conseguir un host para páginas medianas en el extranjero, no me parece tanto si el Staff está compuesto por unas 10 personas que disfrutan con ello).

Porqué las descargas favorecen a los autores.

En mi entrada anterior “Industria Vs Cultura” me he centrado sobre todo en industria y consumidores, dejando olvidado al tercer componente imprescindible del proceso, los autores (escritores, guionistas, compositores,…), que al no tener medios para obtener beneficios por si mismos de sus ideas, quedan en manos de la industria. Muchos autores reniegan de las descargas sin darse cuenta de que en el fondo les favorecen:

1.- En toda estrategia de ventas, el precio es casi siempre la variable principal (digan lo que digan los publicistas). El problema es que la industria piensa solo en sí misma y como tienen montado un oligopolio en el que se apropian de todo el trabajo de los autores hasta 70 años después de su muerte, consideran que es suficiente con dedicarse a obtener el máximo beneficio para ellos especulando. No les preocupa demasiado la satisfacción del cliente, o dar publicidad a los nuevos autores, lo que de verdad les importa es que las cosas no cambien y mantener el  inmovilismo más acérrimo en los derechos de autor.

La única forma de acabar con estas políticas de precios inmorales es recurrir a las descargas, porque les dan donde más les duele. Creo que ya va siendo hora de que los autores se den cuenta de que, cada descarga no es una venta perdida, sino una oportunidad gratuita darse a conocer y obtener ventas en el futuro.

2.- Porque la industria logre imponer su voluntad y aumente sus ingresos a base de subir los precios y estrujar al consumidor todo lo que pueda, no quiere decir que esté dispuesta a compartir sus beneficios y que a todos sus miembros les vaya a ir mejor. A los autores siempre intentarán pagarles lo menos posible, para no descontarlo de sus beneficios y para que sus negros no puedan dejar de trabajar.

3.- Las descargas permiten a los autores obtener ingresos sin someterse a las condiciones de nadie, no es que sea fácil (ya que tienen que enfrentarse a la máquina propagandística de la industria), pero al menos tienen la oportunidad de distribuir y publicitar su trabajo por ellos mismos, ampollándose en sitios como youtube, blogs, redes sociales, y otros canales alternativos de distribución. Por otro lado la industria, al encontrarse con nuevos competidores y perder la exclusiva de lo que se publica, no va a poder seguir manipulando el mercado como hasta ahora.

Estoy de acuerdo en que la industria busque la forma de maximizar sus beneficios, siempre y cuando sea sin engañarnos demasiado con la publicidad y que estas ganancias no se conviertan en una barrera entre personas y cultura. Pienso que todos saldríamos ganando si hubiera un precio máximo para cada tipo de obra cultural (libros, películas, series, música, juegos,…) que fuera fácilmente asumible (y tuviese en cuenta todos sus costes). Por ejemplo máximo unos 2,5€ por libro digital, pero no para cada libro impreso. Todos compraríamos más, los nuevos lanzamientos serían menos arriesgados y darían dinero durante más tiempo…

Creo que los autores deberían aprender a moverse en la web 2.0, a gestionar su imagen, a relacionarse con sus seguidores, a no depender de los intereses de terceros y a aprovecharse de las descargas para obtener ingresos por donaciones, publicidad o crowdfunding. Es hora de que se den cuenta de que muchas veces están malvendiendo su trabajo, y de que se han equivocado de bando. No niego que si la industria obtiene menos beneficios, reaccionará a corto plazo bajando el sueldo a todo el mundo, y financiará menos proyectos. Pero el apoyo de los autores haría que las cosas cambiaran mucho más deprisa, y dejaría claro a todo el mundo (incluidos jueces y políticos) que las descargas son una forma de protesta legítima. La industria está complicando mucho el consumo de cultura a los ciudadanos con sus abusos, y es la principal causante de todos sus males.

Nota: Para terminar esta trilogía inicial de artículos sobre el mundo de las descargas, me queda un artículo sobre las descargas directas (las que usan servidores como Mega y captchas) y el ánimo de lucro que las mueve. Adelanto que en mi opinión lo ensucian todo, no las veo legítimas para presionar a la industria, ni positivas para los usuarios.

Industria Vs. Cultura

Muchos estudios dicen que no se puede demostrar que las descargas afecten negativamente a las ventas, y creo que es por toda la publicidad gratuita que hacen. En la industria muchas veces se quejan de la gran cantidad de archivos descargados… como si cada libro, o cada canción fuera una venta perdida. Saben de sobra que cada descarga es una oportunidad de venta a largo plazo, pero saben también, que si pierden el control de lo que se publica y de la distribución, pierden el control de los precios, y eso es algo que quieren evitar a toda costa porque ganarían menos dinero.

Como usuario en cambio, el problema es que si al comprar una película además de sentirme timado por el precio (lo más importante por qué no decirlo), me cuelan los tráileres de otras 4 ó 5 que tengo que ver a la fuerza antes empezar, no se ve todo lo bien que debería porque el estudio la ha remasterizado o ripeado en plan chapucero (muchas veces se ve a aficionados hacerlo mejor que los «profesionales») y encima es muy complicado hacer copias privadas de un DVD que se va a degradar por el uso. Si cuando compro un videojuego, luego resulta que tengo que tener conexión a internet obligatoria, tengo que bajar parches porque está lleno de errores, tratan de colarme DLCs de pago de bobadas que deberían estar incluidos, o tratan de evitar que lo venda de segunda mano. Si cuando compro un libro en papel, la mayoría de los libreros no se atreven a fotocopiármelo por miedo a que les cierren el negocio. Si cuando descargo música o libros legales, solo sirven para el dispositivo en el que los he descargado, y no puedo pasarlos al ordenador o prestárselos a mis amigos sin «piratear» etc, etc, etc… muy animado a volver a comprar no quedo.

Resulta que tanta ruindad innecesaria, me indigna y me hace sentir indefenso. Siento que para la industria solo soy una vaca más a la que exprimir sin el menor respeto. Encima no tienen que moderarse porque saben que a través de embajadores, políticos, asociaciones y lobbies tienen poder para presionar al gobierno directamente una y otra vez, y que dada la situación de debilidad en que nos encontramos, tarde o temprano se saldrán con la suya. Con este panorama, no digo que piratear (sin ánimo de lucro) sea para ponerse una medallita, ya que de momento no requiere esfuerzo, no se corre ningún riesgo, y la mayoría de la gente lo hace por racanería, pero ¿A cuánto estarían los libros si no fuera por los piratas? ¿Es positivo que la gente tenga acceso a la información de forma gratuita para el país? ¿Por qué apoyar a quienes me perjudican con sus actos? ¿Por qué tiene el comprador que someterse a esos abusos para acceder a un bien universal? La industria ha convencido a muchos de que es imprescindible y de que la cultura (un bien universal que hace personas a los hombres) les pertenece , cuando en realidad se han convertido en su mayor problema. El desarrollo de la red lo ha cambiado todo, y deberían darse cuenta de que es hora de adaptarse o desaparecer.

Mientras no cambien sus políticas económicas, da igual que cierren 1, 5 ó 500 sitios de descargas, serán victorias pasajeras. Al final a consecuencia de sus aptos egoistas obtendrán como respuesta justo lo contrario de lo que desean. Todos bajemos muchas más cosas por miedo a no poder seguir haciéndolo al día siguiente y crearán una época de oro para los ciber-criminales. No me preocuparía que estos tiranos tuviesen lo que se merecen, si no fuera porque al no contar con la ayuda de los gobiernos para controlar sus fechorías, me temo que consumidores y autores nos convertiremos en víctimas colaterales mientras dure la batalla.

Si tuviesen un poco de respeto por las personas o por la cultura ya se habrían dado cuenta de que acabar con la piratería aunque no podría conseguirse de golpe, resultaría de lo más sencillo. Todos tenemos hambre de cultura, pero nos encontramos incómodos cuando hacemos cosas que pueden ser ilegales y tratamos de evitarlo. Lo malo es que el primer paso lo tienen que dar ellos, para que el consumidor sienta que merece la pena comprar, y hasta ahora solo han actuado de forma prepotente, pensado sólo en sus beneficios a corto plazo, para tener contentos a los accionistas.

Nota final: Para no hacer demasiado larga esta entrada, no he añadido mis consideraciones sobre los autores (que por supuesto tienen derecho a recibir ingresos por su trabajo de acuerdo con su calidad), y la gente ajena a la industria que se lucra del intercambio de archivos, de los que hablaré más adelante.