Se supone que Google es nuestro amigo, lleva años haciéndonos la vida más sencilla, y prestándonos multitud de servicios sin cobrar un duro. Nos presenta informes de transparencia cada 6 meses de forma voluntaria, no ha iniciado denuncias absurdas por patentes, ha negado datos sobre sus clientes a algunos gobiernos… ¿Qué más se puede pedir?
Casi nadie se da cuenta de que en realidad Google es una gran multinacional privada, dirigida los bancos y grandes fortunas. No es oro todo lo que reluce. Voy a dejar de lado, por falta de espacio, los recientes escándalos en que se ha visto envuelto el gigante (espionaje, evasión de impuestos, cierre de servicios…), pero en su lugar hoy voy a centrarme en lo que sabe Google con seguridad de nosotros, y lo que puede deducirse de ello.
En función de lo sincero que seas rellenando datos, y de lo enganchado que estés a sus servicios, Google puede conocer a través de varios métodos distintos (no os creáis que es tan fácil engañarles): Nombre, apellidos, edad, cumpleaños, fotografías, agenda de trabajo y social, direcciones de correo, teléfonos, contenido de mensajes publicados en Gmail (los puede leer) y de los documentos colgados en Google Docs (también los puede leer), lista de contactos, familiares, tu posición en cada momento, direcciones IP desde las cuales te has conectado, historial de búsquedas, hábitos de navegación, que páginas visitas y cuanto permaneces en cada una, puntuaciones en minijuegos de internet, datos bancarios, modelo de teléfono móvil y su sistema operativo, el operador de telecomunicaciones que usas, redes móviles y wifi a los que te conectas, a que antenas en concreto se conecta tu terminal (ideal para localizarte aunque no tengas GPS), e incluso datos relativos a llamadas (duración, a quien, a qué hora…) y mensajes cortos enviados siempre que el usuario tenga instalada la aplicación de Gmail en su teléfono Android.
Daros cuenta de que cualquiera que tuviese esos datos usando un poco la inteligencia (de la que Google nunca ha ido escaso por cierto), podría conocer tus aficiones, tus horarios, empresa, puesto, si eres puntual, nivel cultural, como es tu vida social, a que asociaciones perteneces, tu orientación sexual y actividad «en solitario», si tienes pareja y si la eres infiel, tu estabilidad emocional, como te sientes contigo mismo, si usas sustancias adictivas, que tipo de contenidos descargas de internet (especialmente de los que usen descargas directas), la dirección de tu domicilio, de tu trabajo, y donde pasas las vacaciones, si viajas habitualmente, cuál es tu nivel económico, si has estado en bancarrota, si compras por internet y qué tipo de cosas, que centros comerciales visitas y cuanto permaneces en ellos, si te gusta hacer ejercicio, en qué estado de salud te encuentras, si eres fumador, si planeas tener un bebe pronto o ya estás embarazada, si intentas perder peso, si te gusta el juego, cuál es tu ideología política y religión, predecir cómo vas a reaccionar ante determinadas situaciones… (si os parece imposible que se con esos datos se pueda deducir alguna de estas cosas, preguntad en la sección de comentarios, y seguramente pueda indicaros más de una manera.).

Como veréis las aplicaciones podrían ir mucho más allá de vender anuncios personalizados (que ya es bastante grave)… Google tiene más datos de la sociedad actual que nadie, y todos esos datos, tras un buen análisis, serían ideales para realizar, estudios de mercado, política, vigilancia, seguridad.. Representa un grave peligro para nuestra libertad, que toda esta información esté a la venta, y no es paranoia, por ejemplo en EEUU hace años que existe una profesión llamada «Data Broker», que precisamente se dedica a comprar grandes cantidades de datos y estudiarlos, para buscar nuestras debilidades, y tratar de aprobecharse de ellas.
Tal vez ya estuvieras al corriente de todo esto, y hace mucho que ya no uses los servicios de Google (aunque en muchos terrenos, el gigante ya se ha asegurado de ser casi imprescindible), que navegues de forma anónima, no permitas que se guarde tu historial ni cookies de terceros en tu ordenador, y tengas algunos complementos en tu navegador para evitar que se te rastree, (hasta puede que uses proxis) pero no te engañes, las arañitas de Google nos tienen acorralados, y lo ven todo. Seguro que tienes un móvil Android, usas Chrome para navegar, Google Maps para localizar lugares o visitas páginas donde hay publicidad de Google. Además da igual que no subas tú la información, porque Google también la puede obtener de tus contactos por ti. Por ejemplo el típico amigo que guarda tu dirección de correo junto a tu nombre real, otro amigo guarda tu fecha de cumpleaños, y para rizar el rizo va tu mujer y sube una foto de vuestras vacaciones… ya estás fichado, a pesar de que tú te creías muy astuto.
Tampoco es muy inteligente confiar en las políticas de privacidad de Google, primero porque las cambian cuando les da la gana (incluso de forma retroactiva, y si no estás contento puerta), y segundo porque tras varios meses de investigación, las propias autoridades europeas de protección de datos han concluido en que Google «no ofrece al usuario un control sobre el modo en que sus datos se combinan entre los diferentes servicios» además de que «no proporciona suficiente información sobre sus operaciones de tratamiento de datos». De hecho si os molestáis en leer el documento que os indico arriba, veréis que está redactado de forma bastante enrevesada, que no aclara muchos puntos importantes, y que hasta parece contradecirse (especialmente en el párrafo donde Google indica que si lo desea, puede vender nuestra información personal)… Aparentemente es una chapuza monumental, pero perteneciendo el documento a Google creo que como declaración de intenciones no puede ser más contundente. Se acabó el buen rollo, lo que importa es la pasta, y llegarán tan lejos como se lo permita la ley de cada país. Era imposible que una multinacional valorada en tantos miles de millones, no acabara sucumbiendo a los deseos del capital que la sostenta tarde o temprano.